Por qué comprar repostería congelada es una decisión acertada

La variedad, calidad y ahorro económico son beneficios inseparables de la reposteria congelada para hosteleria. Su demanda en hoteles, paradores y otros establecimientos ha experimentado un repunte en los últimos años, y las proyecciones de futuro de los bizcochos, panes y demás productos congelados son halagüeñas en este mercado.

 

Una de las ventajas de la repostería y bollería congelada es la diversidad. La lista de proveedores de alimentos congelados se incrementa día a día, con una oferta de productos variada y de calidad: palmeras, napolitanas, croissants, ensaimadas y un largo etcétera de delicias reposteras, elaboradas con ingredientes de primer nivel.

 

Desde la óptica de los operadores de restauración y hotelería, disponer de repostería congelada permite aumentar la oferta de productos disponibles, pues debido a las limitaciones de los alimentos de temporada y otros factores, resulta difícil mantener un catálogo amplio durante todo el año. Gracias a la congelación de la repostería, es posible mantener un stock de productos durante los doce meses.

 

Diversos estudios asocian el empleo de alimentos congelados con la productividad de los profesionales implicados, y la repostería de esta clase se beneficia también de esta ventaja. La causa probable es el impacto de estos alimentos en el almacenamiento, más fácil de organizar y de gestionar.

 

Por otra parte, la repostería ultracongelada y congelada supone un ahorro económico más que significativo. La logística alimentaria supone un desafío constante para las empresas dedicadas a la restauración, debido a la caducidad del producto, la inconsistencia de sus precios y otros problemas. Los productos reposteros sometidos a congelación pueden adquirirse y acumularse en una estación del año y consumirse en otra, lo que da mucho juego a la hora de ‘cazar’ las mejores ofertas y promociones.

 

Con la repostería congelada se reduce, como consecuencia de los beneficios anteriores, el desperdicio de recursos alimentarios, un mal endémico en el sector hostelero que los operadores pueden hoy subsanar.