¿En qué se diferencian la ansiedad y el miedo?

Confundir el miedo con la ansiedad es un error bastante común, pues estos sentimientos, emociones, etcétera, comparten una serie de características incluso en su definición. Así, la Real Academia de la Lengua (RAE) define la ansiedad como un «estado de agitación del ánimo» y lo asimila a un tipo de «angustia que suele acompañar a muchas enfermedades», mientras que el miedo es descrito como la «angustia por un riesgo o daño real o imaginario».

 

Como explican los especialistas en de ansiedad Vigo, el miedo se presencia con una expresión facial muy definida, capaz de transmitir a otros esta emoción y que en cierto modo es universal, es decir, común a diferentes culturas y civilizaciones a lo largo de la historia. Por el contrario, la ansiedad no está sujeta a una expresión facial determinada, pudiendo manifestarse de formas realmente diversas: nerviosismo, tristeza, etcétera, además del miedo, con el que aún puede confundirse.

 

Sin embargo, los estímulos que desencadenan dichos estados son completamente distintos. La presencia de un animal feroz, por ejemplo, puede causar temor, pánico e histeria, pero nunca ansiedad, pues esta no acompaña a las situaciones en que la propia vida está, o cree estar, en peligro. El factor precipitante de estados de ansiedad son pensamientos, imágenes y sensaciones de contenido variado, que pueden radicar en el temor a ser despedido, al abandono o a las enfermedades físicas.

 

El momento en que estas emociones o estados se manifiestan, ayuda a separar el miedo de la ansiedad. Mientras que esta última carece de temporalidad, pudiendo aparecer cuando esos pensamientos, imágenes, recuerdos, etcétera, se cruzan por la mente del afectado. Por el contrario, el miedo entra en escena sólo cuando existe un peligro real o imaginario. En otras palabras, la ansiedad es atemporal e imprevisible, mientras que el miedo obedece a un tiempo específico y puede preveerse hasta cierto punto.