¿En qué se diferencian la ansiedad y el miedo?

Confundir el miedo con la ansiedad es un error bastante común, pues estos sentimientos, emociones, etcétera, comparten una serie de características incluso en su definición. Así, la Real Academia de la Lengua (RAE) define la ansiedad como un «estado de agitación del ánimo» y lo asimila a un tipo de «angustia que suele acompañar a muchas enfermedades», mientras que el miedo es descrito como la «angustia por un riesgo o daño real o imaginario».

 

Como explican los especialistas en de ansiedad Vigo, el miedo se presencia con una expresión facial muy definida, capaz de transmitir a otros esta emoción y que en cierto modo es universal, es decir, común a diferentes culturas y civilizaciones a lo largo de la historia. Por el contrario, la ansiedad no está sujeta a una expresión facial determinada, pudiendo manifestarse de formas realmente diversas: nerviosismo, tristeza, etcétera, además del miedo, con el que aún puede confundirse.

 

Sin embargo, los estímulos que desencadenan dichos estados son completamente distintos. La presencia de un animal feroz, por ejemplo, puede causar temor, pánico e histeria, pero nunca ansiedad, pues esta no acompaña a las situaciones en que la propia vida está, o cree estar, en peligro. El factor precipitante de estados de ansiedad son pensamientos, imágenes y sensaciones de contenido variado, que pueden radicar en el temor a ser despedido, al abandono o a las enfermedades físicas.

 

El momento en que estas emociones o estados se manifiestan, ayuda a separar el miedo de la ansiedad. Mientras que esta última carece de temporalidad, pudiendo aparecer cuando esos pensamientos, imágenes, recuerdos, etcétera, se cruzan por la mente del afectado. Por el contrario, el miedo entra en escena sólo cuando existe un peligro real o imaginario. En otras palabras, la ansiedad es atemporal e imprevisible, mientras que el miedo obedece a un tiempo específico y puede preveerse hasta cierto punto.

Breve historia del Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia

Con casi medio siglo de existencia, el Parque Nacional de las Islas Atlánticas presume de ser uno de los principales destinos de turismo de naturaleza de Galicia, así como el único parque marítimo-terrestre de esta comunidad autónoma. Además de una biodiversidad fuera de lo común, posee enclaves isleños tan famosos como Ons, Sálvora, Cortegada o Cíes, este último accesible a través de la naviera islas cies desde Portonovo, Cangas do Morrazo, Vigo y otros puntos de embarque.

 

Sus más de 1.190 hectáreas de superficie están consideradas ‘Parque Natural’ desde 1980. Este estatus, alcanzado mediante el Real Decreto 2497/1980, marcaría un punto de inflexión para la defensa y salvaguarda de las especies animales y vegetales que reconocen aquí su hogar, incluyendo diversos endemismos (Cytisus insularis, por ejemplo) imposibles de encontrar en otro lugar del mundo. 

 

Posteriormente, en 1988, el Parque Nacional de las Islas Atlánticas se integraría en la Zona de Especial Protección para las Aves, más conocida por las siglas ZEPA, lo que contribuyó a preservar la avifauna del archipiélago. Las áreas de cría y de influencia migratoria fueron protegidas, lo que benefició a la gaviota patiamarilla (Larus michahellis) y otras especies insignes del parque.

 

Finalmente, las Islas Atlánticas recibirían un reconocimiento mayor con la declaración de ‘Parque Nacional’ en 2002, y con ella se incluyeron también las islas del archipiélago de Cortegada. Dos años después, tres de las islas principales del parque (Cíes, Sálvora y Ons) aumentaron su nivel de protección al incorporarse a la lista de Lugares de Importancia Comunitaria (LICs).

 

Sin embargo, este parque aún está a la espera de la adición de paraísos isleños de gran importancia para Galicia, como las islas de Lobeira y Sisargas, situadas en Corcubión y Malpica, respectivamente. Estos destinos forman parte de la Costa da Morte, y aunque se ha dedicado esfuerzos para lograr su incorporación al Parque Nacional de las Islas Atlánticas, les queda aún un largo camino por recorrer.

4 regalos para hombres que se merecen todo

  1. Un reloj de calidad. Si se trata de un hombre muy clásico es posible que no quiera llevar joyas, pero no va a decir que no a una pieza de Alta relojeria Vigo que le haga ganar en elegancia y que le permita combinar con toda su ropa, pero especialmente en esas ocasiones en las que hay que darlo todo y sacar las mejores galas del armario. Un reloj que estará a la altura de cualquier boda o de cualquier acto porque será uno de los mejores del mercado y seguirá siéndolo durante años.
  2. Un abono para su deporte favorito. Cada vez son más las mujeres que disfrutan de los deportes tradicionalmente masculinos, como el fútbol. Por eso, si eres de esas y tu marido también, este regalo será algo muy bueno para ambos. Un abono para ver en directo los partidos de su equipo favorito. Si se trata de un abono en el estadio, puede ser doble para acudir juntos a animar y que de este modo, la salida para ver el partido pueda ser también una salida para dar un paseo y cenar, una cita en toda regla aunque llevéis años de convivencia.

Otra alternativa son los abonos a los canales que retransmiten los encuentros deportivos de los que es fan ese hombre que lo merece todo. Un regalo que le encantará, sobre todo si le acompañas viéndolos o si dejas que lo haga con sus amigos mientras tú puedes dedicarte tiempo para ti.

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