4 razones para elegir revestimientos en piedra

  1. La apariencia. La apariencia de los revestimientos en piedra, tanto artificial como natural, es muy bonita y elegante. Cuando vemos una vivienda revestida nos da automáticamente la sensación de ser una vivienda de más calidad. Existen además tipos de piedra muy distintos, por lo que se puede elegir el que mejor se acomode a los gustos de cada persona, teniendo en cuenta que debe de encajar también en el entorno en el que está situada la vivienda. Además, se puede optar por distintos tipos de revestimiento, desde los que cubren por completo la fachada de la casa hasta los que solo tapan la fachada principal, o diferentes zonas para crear un efecto combinado con las paredes pintadas.
  2. El aislamiento. Aislar una vivienda es algo muy importante ya que lo que nos ahorremos en este tema lo vamos a pagar en calefacción y aire acondicionado. Una vivienda bien aislada no solo es más acogedora, es que además permite que todos los elementos de la construcción se conserven mejor. La acción del agua cuando se filtra es demoledora, y hay que evitarla a toda costa, ya que puede oxidar los metales del corazón de las vigas de las casas y hacer que otros materiales, como el cemento, pierdan parte de sus propiedades y consistencia.
  3. El ahorro. El precio del revestimiento de piedra comparado con lo que podría costar una vivienda construida en piedra es muchísimo inferior. Y esto es así tanto si el revestimiento es de piedra natural como artificial, siendo esta última todavía más económica. Sin embargo, la apariencia de la vivienda es prácticamente la misma. Por eso, muchos eligen los revestimientos y se ahorran un buen dinero, pudiendo de esta manera invertir en otros aspectos de su hogar que también van a disfrutar, como unas ventanas de calidad extra o un interior más mimado y rico en detalles de diseño. 
  4. La calidad. La piedra artificial tiene una gran calidad y, además, está tratada para soportar muy bien la intemperie sin tener que recibir muchos tratamientos adicionales. Normalmente, no hay que llevar a cabo ninguna tarea de mantenimiento hasta pasados entre cinco y diez años según el tipo de piedra, por lo que resultan mucho más fáciles de tratar de la piedra natural, que sí precisa de tratamientos mucho más habituales para evitar que tenga moho o que acabe con otros problemas típicos de cada zona y clima.