3 ideas para evitar que los cables de tu hogar sean un peligro

Los cables son necesarios, pero pueden resultar un peligro si no están debidamente colocados. Un cable que está puesto donde no debe puede acabar soportando roces que hagan que se pele y que pueda dar una descarga accidental. Además, los enchufes son fuente de muchos accidentes. Por eso, vamos a dar algunos consejos para tener los cables ordenados.

-Utiliza enrollacables baratos. Si tienes aparatos que no utilizas todos los días pero que necesitan de un cable especialmente largo para poder llegar al enchufe la solución es un enrollacables. Estamos acostumbrados a pensar en las grandes bobinas de cable de uso profesional, pero también los hay de pequeño tamaño perfectos, por ejemplo, para el cargador de un teléfono. Además de ser muy útiles algunos son muy decorativos. Los de gran tamaño también pueden estar en el garaje de casa para cuando es necesario hacer algún tipo de trabajo de bricolaje o pequeña reparación doméstica.

-Utiliza una caja de cartón decorada. En una mesa de escritorio, por poner un ejemplo, puede haber muchos cables: un flexo, un ordenador, un cargador de teléfono… Al final, un montón de cables que suelen estar enchufados en una regleta, lo que además es peligroso para los niños. Esta solución es muy sencilla, solo hay que comprar una caja decorada de las que hay en cualquier bazar y que tienen una tapa a juego. Se hace un agujero en cada uno de los lados más estrechos y se coloca la regleta en el interior de la caja. Por un extremo, sale la parte que va al enchufe, Por otro, entran todos los aparatos que se van a enchufar. De esta manera, limpiar es muy fácil, solo se levanta la caja y se barre y si hay niños o mascotas, no tendrán acceso a la regleta ni a los enchufes.

-Apuesta por los aparatos sin cable: No siempre es posible, pero es una opción en muchos de los aparatos que usamos cada día. Por ejemplo, en lugar de que cada ordenador que haya en casa se conecte Internet con un cable, que lo haga a través de un Wi-fi. Aparatos como la impresora también pueden ser inalámbricos y así evitar tener que conectarlos con cable, aunque sí habrá que enchufarlos. También hay aparatos con batería o recargables, como algunos despertadores o algunas lámparas de lectura, que pueden evitar tener muchos cables en la mesilla.

Sabor sin lactosa

¿Has probado ya la Leche semidesnatada sin lactosa? Es la opción favorita de la gran mayoría de los intolerantes a la lactosa, porque tiene todo el sabor de la leche, un poco menos de grasa y nada de lactosa. Con esta proporción parece un alimento ideal y lo cierto es que lo es.

La leche semidesnatada sin lactosa es una buena opción para toda la familia cuando hay intolerantes en ella. Permite que los más pequeños tomen una leche que aporte algo de grasa y que los mayores se cuiden un poco más que con la leche entera. Además, el sabor es prácticamente igual al de la leche entera, por lo que resulta deliciosa.

Una muestra de que la leche semidesnatada suele ser la mejor opción es que la usan en muchos establecimientos de hostelería. Así, tienen una opción que convence a la gran mayoría de sus clientes, tanto aquellos que quieren mucho sabor en sus cafés como a los que prefieren cuidarse un poco y renunciar a la grasa. Los hosteleros la eligen también porque saben que el sabor y la textura de sus cafés no se van a ver alterados.

Esta leche es perfectamente válida para cocinar todo tipo de postres, como por ejemplo las deliciosas torrijas de Semana Santa. Para prepararlas necesitas un litro de la leche sin lactosa que se debe de poner a hervir junto con una rama de canela, una cáscara de naranja y una de limón y media taza de azúcar.

Necesitas también una barra de pan del día anterior que se corta en rebanadas. Se pasa cada rebanada por la leche ya casi fría durante unos segundos y se dejan en una bandeja para que se empapen durante al menos una hora.

Se baten dos huevos y se van rebozando las torrijas en el huevo. A continuación, se fríen en aceite muy caliente y abundante. Se espera a que se doren muy ligeramente por un lado y se les da la vuelta para que ocurra lo mismo por el otro. Al sacarlas de la sartén se espolvorean con azúcar.

Las torrijas se consumen cuando ya están frías. Aunque esta es la receta tradicional hay muchas variantes de la misma. Por ejemplo, en algunas zonas a la leche se le añade un generoso chorro de anís, dándoles un toque muy especial. Otros añaden otros tipos de licores. También aceptan crema o nata por encima.