HAY QUE GASTAR MENOS EN LUZ

Para mi habitación me parece que voy a necesitar unas Persianas a medida ya que las ventanas de mi casa son demasiado grandes y las persianas normales le quedan un poco pequeñas, pero esos son los problemas que tiene vivir en una casa antigua. Me gusta vivir en una casa antigua, porque tiene los techos muy altos, y al estar tan acostumbrado al llegar a un edificio de nueva construcción el techo parece que se me echa encima y me agobio muy rápido. Por ejemplo, en casa de mi hermano mayor, me da la impresión de que el techo es bastante más bajo que en otros pisos. Y eso que no soy lo que se denomina una persona alta, más bien soy bajito. Espero no tener que vivir nunca en otro sitio que no sea mi casa porque no sé si me podría acostumbrar a tener los techos tan cerca de mi cabeza.

Se podría decir que los pisos con los techos más bajos son más sencillos de calentar ya que hay menos espacio que calentar con la estufa, pero la experiencia me ha dicho que no es necesario vivir con calefacción. En mi casa no hay lo que se dice calefacción central como en otros edificios como en el de mi hermano, en mi casa solamente ponemos una estufa en el pasillo y basta para mantener la casa templada. No entiendo la obsesión de alguna gente a poner la calefacción tan alta que cuando entras en una habitación parece que estás en al caribe, porque con eso lo único que consigues es que la factura de la luz sea cada vez más elevada y tal como anda el precio de la luz en estos tiempos es mejor no gastar más de la cuenta. Con los precios de la luz, me parece que ya se están empezando a pasar, porque prometieron que los precios iban a bajar pero al final no están bajando y cada semana parece que el techo del precio de la luz seguirá subiendo hasta que les dé la gana a las compañías eléctricas, que al parecer hacen lo que quieren para seguir teniendo beneficios.

Negligencia médica: ¿cómo elegir al mejor abogado para reclamar?

Por excelente que sea la sanidad española, denunciar negligencias medicas en vigo, Madrid y otros municipios está a la orden del día, ya que los errores y malas prácticas no son tan infrecuentes en este sector como cabría imaginar. Existen abogados especializados en este tipo de reclamaciones, pero elegirlos no es tarea fácil.

 

En primer lugar, se entiende por negligencia o mala praxis médica a la «actuación profesional negligente o con inobservancia de la normativa legal aplicable o los deberes propios del oficio o profesión», citan la definición de la Real Academia Española (RAE). Se contraponen a la llamada lex artis, latinismo usado para referirse a las actuaciones médicas correctas, ajustadas a la técnica y satisfactorias para el paciente.

 

A todos los afectados de negligencias médicas les ampara el derecho a recibir una indemnización. Para ello, deben contratar los servicios de un letrado con experiencia en este tipo de reclamaciones. ¿Qué aspectos deben considerarse para realizar la elección más adecuada?

 

Que el abogado posea formación en Derecho Sanitario y Bioética es el más importante, con diferencia. De igual valor será contar con experiencia en el terreno administrativista o civilista, para así desenvolverse mejor de acuerdo al estatus social de la persona responsable de la mala praxis médica. Se recomienda que el letrado acredite estudios y experiencia en dichos ámbitos de actuación.

 

Otra de las dotes buscadas en abogados para presentar reclamaciones médicas es la profesionalidad. Esta característica no debe medirse únicamente atendiendo a la seriedad o la diligencia del profesional, sino a su complicidad. Porque del mejor de los letrados no se espera un porcentaje de éxito del 100%, sino la máxima implicación en los casos asignados.

 

Del punto anterior se deduce que el abogado debe inspirar confianza al futuro demandante. Las consecuencias de una negligencia médica pueden ser fatales para los afectados. Es importante que el abogado llegue a sensibilizarse con su situación y se ocupe de su caso con las debidas atenciones.

El menú perfecto para disfrutar de una cena con sabor gallego

Galicia ofrece multitud de platos para sus visitantes. Elaborar un menú perfecto no es difícil gracias a la gran calidad de la cocina gallega, pero no será exclusivamente un menú el perfecto, sino que se puede elegir entre múltiples alternativas.

Para comenzar la comida, se puede abrir la boca con una variedad de empanadas con diferentes rellenos para elegir. Hay un sinfín de posibilidades, pero para una comida siempre recomendamos que sean empanadas con masa muy fina y con poco gramaje, para que no resulten demasiado pesadas y permitan disfrutar del resto de los platos.

Tras los aperitivos no puede faltar un primer plato a base de marisco. Dado que es realmente difícil escoger solo un marisco, una bandeja con diferentes variedades puede ser la mejor opción para que cada persona se sirva en función de sus gustos. No pueden faltar los percebes, las centollas o las riquísimas navajas.

Se puede acompañar el marisco con un albariño pazo baion que combina perfectamente con este plato y también con el segundo si se elige la opción de pescado. Y es que, como plato fuerte de esta cena, sería bueno dar a escoger entre un pescado fresco, por ejemplo, un excelente rodaballo y carne de ternera gallega, un placer que no puede faltar en la lista del menú. La ternera o el buey gallegos servido en finos cortes para hacer a la piedra, siempre serán un gran éxito.

Tanto el pescado como la carne pueden acompañarse con verduras en guarnición elaboradas con verduras de temporada frescas. Y tras una comida tan especial, quedan los postres. Sugerimos tabla de quesos gallegos y tarta de Santiago, dos clásicos que siempre son un acierto y que encontrarán mucho éxito entre los comensales.

Tal como hemos dicho, esta es solo una sugerencia, porque también sería perfecto un menú con pulpo en lugar de marisco como primer plato. O un segundo plato a base de ave, por ejemplo, un buen capón de Vilalba, un verdadero manjar que tiene como particularidad que solo se puede comprar en la feria previa a la Navidad. Esto hace que sea una comida muy especial ya que el número de ejemplares que se ponen a la venta es muy limitado y su precio, por tanto, bastante elevado. No obstante, hay otros capones muy similares que pueden conseguirse a lo largo de todo el año, previo encargo.