Ayuda a la familia 

No por esperado a todos nos entristeció la muerte de mi tío después de una larga enfermedad. Llegado ese momento recibí una llamada de mi primo que me pidió ayuda con los trámites relacionados con el sepelio. No era algo que me esperase, pero mi primo no se encontraba en buena situación dadas las circunstancias y me pareció totalmente comprensible. Ahora bien, ¿por qué yo para ocuparme de los trámites?

Me dio un poco de miedo porque no sabía muy bien por dónde empezar, pero mi primo adujo que yo había trabajado una temporada en seguros y que conocería los trámites básicos de estos temas. Lo cierto es que mi ámbito de trabajo había sido otro, pero no dije nada y me puse manos a la obra, siempre en comunicación con mi primo por si surgieran dudas relevantes. Para empezar, me dijo que debía buscar Incineraciones en Zamora ya que era lo que la familia había decidido.

No me costó encontrar un lugar adecuado ya que tenía varias recomendaciones de un servicio especializado que había trabajado con un familiar de un amigo. Ponerse en buenas manos, en manos de profesionales, cuando llega un momento así es la mejor decisión porque la mayoría de nosotros no suele estar preparado para estas cosas. A mí me ayudaron mucho indicándome los trámites más importantes que había que hacer como el certificado médico de defunción y la inscripción de la defunción en el Registro Civil.

Es cierto que en trámites burocráticos sí tenía experiencia ya que he hecho muchos a lo largo de mi vida, aunque no sea vinculado al fallecimiento de personas. Muchos temen enfrentarse a la administración para hacer trámites, pensando que todo es muy complicado y enrevesado pero mi experiencia general es satisfactoria. Y tampoco tuve problemas para hacer estos trámites, siempre en comunicación con la familia y también con la ayuda del servicio de Incineraciones en Zamora. Así que, finalmente, pudimos encargarnos de todo sin mayores problemas, y tenerlo todo listo y a tiempo para que la familia pudiera descansar hasta el sepelio y los actos posteriores.

Cómo es el proceso para incinerar un cuerpo 

Es un momento muy especial a la hora de despedirnos de un ser querido, pero el proceso de cremación de un cuerpo requiere seguir unas pautas muy concretas, tanto desde un punto de vista legal como de seguridad. Y la primera duda que tienen muchos familiares que no conocen el proceso es en relación a si se produce con el cuerpo dentro de un ataúd. 

Para resolver esta y otras cuestiones, nos hemos puesto en contacto con un servicio de Incineraciones Zamora con amplia experiencia en el sector. Como profesionales del ámbito funerario están más que acostumbrados a tratar con las dudas de los familiares de un fallecido. Y son conscientes de que todas las dudas hay que resolverlas con mucho tiento, porque, al fin y al cabo, es normal que una persona no sepa cómo es el proceso de incineración si nunca ha asistido o se ha visto involucrado en uno. 

Y sí, los cuerpos han de incinerarse dentro del ataúd, en primer lugar, porque la ley así lo exige. Es una cuestión de seguridad y respeto. Desgraciadamente, algunas comentadas y graves estafas que se han producido en los últimos años han puesto en guardia a muchos clientes. Pero, como en cualquier otro sector, siempre hay quien incumple la norma. Y la norma dice que solo se puede quemar un cuerpo en cada ataúd salvo excepciones muy concretas. Claro está, la funeraria nunca debe aprovechar un ataúd a espaldas de los familiares porque, como decimos, sería una estafa.

Por otro lado, los profesionales de la funeraria también deben retirar todos los objetos que pudieran afectar al proceso de incineración, especialmente los metálicos. Una vez que el cuerpo dentro del ataúd pasa por el horno, todo queda reducido a cenizas. De esas cenizas, los familiares pueden recibir una parte que es guardada en una urna como recuerdo del fallecido.

Una de las ventajas más importantes de este proceso, tal como nos indican en el servicio de Incineraciones Zamora, es el precio que suele ser más bajo que el de un entierro tradicional, además de no ocupar un lugar en un cementerio, aspecto que también hay que valorar.