Las manchas que aparecen en el rostro pueden tener orígenes muy diversos y lo primero que hay que saber es por qué razón han aparecido. No podemos quedarnos con la idea de que es normal que aparezcan manchas, sobre todo a determinadas edades, sino que hay que acudir a un dermatologo cara en Vigo para que eche un vistazo y nos diga de dónde proceden las manchas.
En muchos casos, el dermatólogo sabrá ya de primeras por qué tenemos las manchas y nos dirá cuál es su causa. Pero otras veces, no podrá saberlo con solo mirarlas y necesitará realizar pruebas o hacernos preguntas. Así, podrá averiguar si se trata de una mancha que puede estar producida por una medicación, por un cambio hormonal o por los efectos del sol acumulados sobre la piel.
Una vez que sabemos el origen de la mancha y se ha descartado un problema grave, como tal vez un inicio de un cáncer en la piel, llega el momento de tratarlas. Hay varias vías para tratar las manchas de la piel, siendo la más suave de todas la vía cosmética. La persona utilizará cremas y productos recomendados por el dermatólogo para que las manchas se atenúen en lo posible.
Es importante señalar que es muy difícil que una vez que las manchas han hecho su aparición, desaparezcan o se atenúen demasiado por la vía cosmética. Pero si las hemos cogido a tiempo, cuando todavía están comenzando a notarse, podemos evitar que vayan a más y hacer que sean poco visibles.
Para las manchas que se ven más y que están más marcadas, hay que recurrir a otros tratamientos, como el láser. En los últimos años, el láser ha demostrado una gran efectividad para borrar manchas en la piel. Y puede hacer que prácticamente desaparezcan. Pero es importante recalcar el prácticamente, ya que nunca desaparecen al cien por cien o casi nunca. Pero sí pueden llegar a volverse imperceptibles en muchos casos.
Una forma de evitar que aparezcan manchas en la piel debidas a la acumulación del sol es utilizando a diario una crema hidratante con protector solar, incluso en invierno. Ya que los rayos de sol de invierno no tienen la intensidad que tienen los de verano, pero pueden ser también perjudiciales, sobre todo cuando hablamos de la acumulación a lo largo de los años.