4 claves para vestir a tu hija para eventos elegantes

Vestir a una niña de corta edad para eventos en los que es necesaria elegancia puede ser un trabajo complicado. Pero si se siguen unos ciertos patrones, la tarea puede simplificarse.

  1. La comodidad es lo primero. Ir elegante, especialmente cuando hablamos de una niña, no está reñido con la comodidad. Evita ponerle ropa que le impida jugar, correr o moverse con facilidad. Si la niña es muy pequeña, busca una combinación de ranita y vestido camisola y si es algo mayor, un vestido suelto. Evita los colores muy claros porque seguramente, se manchará. Los zapatos deben de ser adecuados a su edad y a sus pies, de piel suave y flexible para que puedan andar con comodidad. Si es necesario, pueden llevarse por separado zapatillas tipo bailarina.
  2. Peinados sencillos. Los peinados sencillos, sin demasiadas horquillas, son los mejores para que las niñas no tengan que preocuparse por despeinarse. Los tocados ceremonias para niñas que vienen con diademas son un perfecto ejemplo de tocados sencillos que pueden colocarse fácilmente y que no les supondrán tener que estar con el pelo tirante todo el día. Un error frecuente al arreglar a una niña pequeña es ponerle un poco de color en los labios o una sombra porque es un día especial y a ella le hace ilusión parecer mayor. Sin embargo, si se trata de un evento elegante, con cierta etiqueta, esto puede quedar fuera de lugar.
  3. Evita recargar el look. Los grandes lazos por toda la ropa ya no están de moda. Ahora se lleva una imagen más sencilla que escapa de demasiada ornamentación. Un lazo en el pelo o en el vestido es bonito y le da cierto toque a la ropa, pero más de eso ya es caer en una imagen recargada y anticuada que está reñida con el concepto de elegancia.
  4. Una imagen acorde al papel que va a jugar. Si la niña va a llevar las arras en una boda o va a ocupar algún papel de honor, puede jugar con tocados de gran tamaño o con vestidos con vuelos que la hagan destacar. Pero si es una invitada más, la sencillez es la clave. Es un error común en muchos padres olvidar que, aunque su hija sea la estrella de la casa, no tiene que serlo en todos los acontecimientos a los que acude.