3 forma de viajar a las Cíes

-En grupo, con los amigos, para hacer una ruta. Es una de las formas más divertidas de conocer las islas Cíes. Es importante hacer la reserva con antelación porque el número de visitantes diarios está limitado, algo que se tiene que tener en cuenta también para el resto de opciones que ofrecemos. 

Una vez que se cuenta con el permiso, se reservan los billetes del barco cies vigo para la ida y para la vuelta. A partir de ahí, ropa cómoda y adaptada al clima, algo de comer y a pasar un día excelente al aire libre, realizando una de las rutas que atraviesan la isla o incluso un par de ellas. En estas rutas se puede observar la flora, la fauna y realizar todo tipo de fotografías. 

Una excelente actividad para grupos de amigos pero también para asociaciones e incluso para colegios, ya que es económica y muy divertida.

-En familia a pasar unos días de camping. En las Cíes hay un camping en el que se pueden reservar tiendas o parcelas y llevar la propia tienda. Tiene una altísima demanda ya que solo trabaja durante el verano y hay muchas personas que incluso hacen reservas de un año para otro y no faltan nunca a su cita en vacaciones. 

Con la reserva del camping ya se obtiene el permiso para visitar las islas y solo hay que reservar el billete del barco para ir. Hay que tener en cuenta que el camping cuenta con un restaurante, por lo que no es necesario llevar comida si no se quiere, al menos no toda. 

Los niños lo pasarán en grande jugando en la arena o realizando paseos por la isla y los adultos también disfrutarán de unos días diferentes en un paisaje maravilloso.

-Con la pareja, una tarde de playa diferente. Una bonita forma de sorprender a la pareja es solicitar los permisos para ir a la isla y, por sorpresa, llevarle a disfrutar de una tarde de playa distinta. El paseo en barco, la maravillosa playa y todo el ambiente que se respira en la isla harán que la experiencia sea de lo más grata.

Incluso se puede reservar una noche en el camping para compartir juntos la experiencia de tumbarse bajo las estrellas y contemplar el cielo como solo se ve cuando nos alejamos suficientemente de la ciudad y de su contaminación lumínica.