Dicen que lo normal es que acabes teniendo amigos que se parezcan a uno, ¿no? Pues en mi caso nunca ha sido de esa manera. Quizás algún psicólogo o sociólogo debería explicarme porque siempre termino intimando con personas que tienen gustos, aficiones y modos de entender la vida diferentes a mí. Es el caso de Tony el ex boxeador. ¿Cómo es posible que este tipo sea amigo mío?
Crecimos en el mismo barrio y yo había oído hablar de él: desde bien jovencito se dedicaba al boxeo, lo cual suponía para nosotros una advertencia: “mejor no te metas con él”. Años después volvimos a coincidir a la salida de un gimnasio, ya más mayores. Empezamos a recordar nuestro viejo barrio, tomamos un par de cervezas y nos reímos.
Se puede decir que es uno de mis mejores amigos actualmente, pero a veces me desquicia. Tiene unas costumbres muy extrañas, vive en su propio mundo. Hace poco me dijo que necesitaba guardar su dinero en el banco. Yo le dije “¿pero no tiene cuenta corriente? ¿Dónde guardas el dinero?” “Por aquí y por allá”, me dijo. “Ayúdame a conseguir la mejor cuenta corriente”, remató.
Es verdad que nunca le había visto sacar dinero de un cajero, pero no sospechaba que lo guardaba escondrijos secretos. Que su padre nunca había pisado un banco, decía y que él quiso seguir el mismo camino, pero que se había dado cuenta de que es demasiado difícil vivir sin banco… como vivir sin móvil que, por supuesto, tampoco tiene.
Así que nos hemos sentado enfrente del ordenador y le he estado explicando algunas cosas. No es que yo sea un experto asesor financiero pero, al menos, sí he tenido durante años el dinero en una cuenta corriente.
Cuando oyó la palabra comisión me dijo: “eso es lo que se llevaba mi apoderado cuando organizaba una pelea”. Pues eso mismo, Tony. Siempre hay un apoderado que se lleva comisiones. Pero, por suerte, hoy en día existen alternativas. La mejor cuenta corriente es la que no tiene comisiones. Tony apuntó el nombre en un bloc y asintió: “ahí voy a meter mi dinero, cero comisiones”.