Desde finales del siglo pasado todas las grandes compañías han incorporado a sus empresas a especialistas en Publicidad y Marketing Digital conocedores de la importancia de promocionar sus productos en la red y, además, de que era necesario hacerlo de una manera totalmente diferente a cómo se venía haciendo hasta el momento en otros formatos.
En un principio, estos departamentos se cubrieron con publicistas que no estaban realmente especializados en Internet, pero que habían tenido la habilidad de darse cuenta antes que nadie de las posibilidades de este mundo y habían comenzado a trabajar en el mismo desarrollando campañas especialmente pensadas para la red.
Quienes fueron capaces de verlo venir tuvieron como recompensa un futuro totalmente asegurado y que las compañías más importantes se los rifaran, ya que eran los únicos profesionales capaces de llevar a cabo estas promociones con eficacia.
Esta gente trabajaba por pura intuición, experimentando y a veces también equivocándose, pero logrando llevar a cabo las primeras campañas online, pioneras totalmente en un campo que estaba virgen y que se había limitado, en los primeros tiempos, a imitar las campañas de marketing televisivas o las vallas de publicidad de las calles.
Hoy ya es posible cursar master especializados en publicidad y marketing digital, en el que las nuevas generaciones de publicistas aprenden todas las tácticas y los mejores trucos para poder llevar a cabo su trabajo con éxito. En estos cursos no solo se les enseña lo que se ha llevado a cabo hasta ahora, también se les dan las herramientas para poder avanzar con los tiempos.
Y es que Internet cambia tan rápido que es necesario estar adaptándose todo el tiempo a su gran velocidad y a sus novedades. Si no se está permanentemente actualizado, es fácil quedarse atrás y empezar a sentirse desfasado. En un mundo sin piedad como es el de la publicidad, eso supone que las nuevas generaciones más preparadas acaben pasando por encima de quién no es capaz de adaptarse a los tiempos, que acabará relegado a puestos menores.
Trabajar para grandes empresas no solo implica grandes posibilidades de promoción y buenos sueldos, también permite desarrollar las capacidades creativas de cualquier publicista, que puede hacer exactamente lo que más le gusta y lo que, en muchos casos, le ha motivado a estudiar esa carrera: innovar y probar cosas que no se han utilizado todavía en el mundo de la publicidad.