Estaba buscando por la red una receta para un postre de tipo de americano con el que tenía dudas. Encontré la entrada de un blog antiguo que escribía una chica cuya cara me sonó. La entrada debía tener unos diez años y se notaba antigua por bastantes razones, también por el propio diseño del blog usando las plantillas de Blogger que ya pocos usan. El caso es que después me di cuenta de que la chica es una repostera que después empezó a salir por la televisión.
En el post hablaba sobre el postre que a mí me interesaba dando algunas recomendaciones sobre los ingredientes. Llamaba la atención que se quejara de que muchos de ellos eran difíciles de encontrar… en aquel momento. ¡Cómo ha cambiado el tiempo! En concreto, se refería a que no podía encontrar por ningún lado mantequilla sin lactosa. Y hablaba también sobre su intolerancia y la escasez de productos aptos para ella.
Yo no soy intolerante a la lactosa, pero tengo un hijo pequeño que sí lo es y desde hace tiempo vengo comprando esa clase de productos. Por eso, cuando hago un postre tengo que buscar ingredientes muy específicos para que mi hijo también lo pueda tomar. Pero yo no tengo tantos problemas como la chica del blog. Los tiempos han cambiado y 10 años después es mucho más fácil encontrar mantequilla sin lactosa en un supermercado. Y si no, también lo encuentras por internet sin ningún problema.
De hecho, en algunos supermercados ya hay incluso secciones especiales para alérgicos e intolerantes. Muy conocida es esa cadena de supermercados que empezó a distribuir alimentos sin gluten lo que fue muy bien recibido por los intolerantes que lo tenían bastante difícil para completar la cesta de la compra.
Y en mi caso tampoco me puedo quejar. A buen seguro que la cocinera del blog ya puede ir al súper y comprar la mayoría de los ingredientes para sus curiosos postres. Bien es cierto que a veces se complica tanto que siempre hay algo que falta. Por cierto, mi postre americano salió estupendo.