Cambia lo que no te gusta de tu cuerpo

Si algo de tu cuerpo no te gusta, no te resignes y lucha por cambiarlo. Es bueno estar contento con uno mismo y a veces hay pequeños detalles que nos impiden estar totalmente felices con el aspecto físico. Si crees que hay algo en tu cuerpo que necesita cambiarse, ponte manos a la obra paso a paso:
-Si se trata de un problema de acumulación de grasa en una zona concreta, el primer paso es intentar eliminarla con ejercicios específicos. Hay tablas de entrenamiento especialmente pensadas para la barriga, las cartucheras o para reforzar los brazos.
No obstante, a veces el ejercicio no da resultado y es el momento de platearse visitar una clínica estética Vigo e informarse sobre las oportunidades que ofrece la lipoescultura. Esta técnica, que en muchos casos puede realizarse con anestesia local, permite aspirar la grasa acumulada en un área concreta del cuerpo y conseguir una figura mejor dibujada.
-A veces el problema es que falta. No siempre se trata de quitar lo que está de más, en ocasiones lo que se desea es conseguir un mayor volumen por ejemplo en glúteos o en senos. Esto es posible mediante la introducción de implantes.
Para esto hay que visitar a un cirujano plástico que será el que ofrezca sus consejos sobre el tamaño de pecho o de glúteos más indicado para cada persona para que quede proporcionado. También informará sobre qué se puede obtener realmente con la operación y el proceso que se llevaría a cabo durante la misma y en el post operatorio.
-Cambiar definitivamente rasgos. Es el caso de personas que tienen un mentón muy afilado o una nariz que les desagrada. A veces, como en el conocido caso de la reina de España, estas dos operaciones van unidas para darle a la cara una mayor armonía. También se pueden realizar otras modificaciones, como afilar el rostro si se tiene la cara demasiado redondeada o variar la línea de nacimiento del pelo.
Cualquiera de estas intervenciones hace que el aspecto del rostro varíe y en la mayoría de los casos se acaba con un complejo que es fácil de solucionar, con una operación rápida y que no implica demasiados riesgos. Además, hoy estas intervenciones son mucho más económicas, por lo que están al alcance de la mayoría de las personas, pudiendo incluso financiarse en cómodas cuotas.

Deja a los abuelos en manos profesionales

En España tenemos un concepto de la familia muy fuerte y seguimos siendo muy responsables con el cuidado de los mayores. Por eso es bastante habitual que los abuelos convivan en casa con hijos y con nietos. Pero cuando estos ya no pueden valerse por sí mismos pueden surgir problemas para atenderlos como es debido, especialmente durante las horas del día.
Algunas familias no pueden permitirse pagarle a un cuidador o cuidadora para que esté con el anciano durante todo el día, mientras están trabajando o estudiando. Contar con este servicio es caro y suele obligar a que una vez que se llega a casa se releve al cuidador, no quedando tiempo libre para poder salir o realizar cualquier actividad.
En otros casos, aunque sí podrían permitirse tener un cuidado, pueden decidir que esto no es lo más adecuado para este mayor ya que no estaría suficientemente estimulado y además, no tendría la compañía de otras personas fuera de la familia, lo que limitaría mucho su vida.
Por todo esto, cada vez son más las familias que se deciden por un centro de día para mayores en Madrid. Allí, la persona está atendida por profesionales que se encargan de que no le falte de nada, puede realizar actividades adecuadas para su estado de salud y cuenta con la compañía de otros mayores. Normalmente, es además más económico que contar con un cuidador durante todo el día en el domicilio.
Estos centros de día ofrecen a las mayores actividades de todo tipo, pero también la posibilidad de realizar terapias si se sufre alguna enfermedad, especialmente las típicas de la edad que afecta a la mente. Los talleres de memoria, por ejemplo, ayudan a retrasar los síntomas de la demencia y también frenan en mayor o menor medida el avance de enfermedades como el Alzheimer.
Los horarios de los centros de día son por lo general flexibles y permiten adaptarlos a las necesidades laborales de la familia. De este modo, el abuelo está muy bien atendido y una vez que acabe el día puede volver a casa con los suyos, sintiéndose parte de la familia. Para los hijos también es mucho más sencillo, ya que no están preocupados todo el día por el abuelo o por la abuela y a la vez no tienen que dejarlo en una residencia, una opción muy dura para todas las partes implicadas.