El mundo de la cerrajería está plagado de anécdotas, unas graciosas y otras no tanto. La okupación de casas, por ejemplo, casi siempre está relacionada con los cerrajeros puesto que muchos dueños de viviendas okupadas cambian la cerradura como una de las soluciones para evitar que los amigos de lo ajeno vuelvan a entrar en su hogar.
Un profesional nos contaba hace poco la historia de un okupa que se creyó muy listo pero al que le acabó saliendo el tiro por la culata. El personaje en cuestión se puso en contacto con un cerrajero economico madrid para cambiar la cerradura de un piso aduciendo que estaba forzada. El profesional empezó a sospechar cuando el chico insistía mucho en los de ‘económico’ y no prestaba mucha atención en otras cuestiones como el tipo de cerradura que había que cambiar.
Cuando el profesional se presentó en lugar donde le había citado las sospechas empezaron a tomar forma. El individuo estaba muy nervioso y no parecía estar convencido de lo que quería. Entonces el cerrajero se puso en contacto con la policía. Es una fórmula habitual si hay que cambiar una cerradura, sobre todo si se sospecha que el cliente no es el dueño de la casa. Cuando este chico se enteró que la policía estaba al corriente dudo un momento y finalmente bajó a la calle ‘un momento’. No volvió.
Este es un caso más habitual de lo que parece. No solo le sucede a este cerrajero economico madrid, sino a otros muchos. De hecho, este okupa no parecía dominar muy bien el ‘arte de la okupación’ ya que algunos grupos más informados prefieren contratar a mafias que se encargan de abrir los pisos sin acudir a profesionales de la cerrajería. De esta forma, nadie informa a la policía.
Desde diferentes organismos se recomienda a los dueños de casas okupadas que mantengan la calma desde el principio y no actúen de forma irracional. El proceso a veces es más largo de lo deseable pero nunca se debe perder los nervios, ya que la mayoría de los okupas saben jugar bien sus cartas.