La importancia de los detalles en los accesorios para tu cocina

Una cocina bien decorada y bonita llama la atención y se convierte en una de las estancias más importantes del hogar. Pero una cocina segura es, además, una garantía para tu familia. Por eso, no solo hay que asegurarse de que la cocina queda a la moda y atractiva, sino también que es un espacio en el que nada puede fallar.

Uno de los primeros accesorios que necesitas para la seguridad de tu cocina es un detector de humos. Es un elemento fundamental en caso de que te olvides una sartén al fuego o algo prenda mientras estás en otra habitación. Estos detectores tienen un funcionamiento muy sencillo, en el caso de que haya humo comienzan a sonar emitiendo un pitido agudo y muy fuerte que te avisará en cualquier lugar de la casa.

Existen aparatos más sofisticados que incluso pueden avisarte en tu teléfono en el caso de que haya humo en la cocina para que puedas ver qué es lo que ocurre y avisar a los bomberos si es necesario. Prevendrás así muchos accidentes, algunos muy graves ya que no son pocas las personas que sufren las consecuencias de un incendio por dormirse con una sartén o cazo en el fuego.

Si en tu cocina tienes elementos decorativos con cordones, compra uno que cuente con las garantías de un buen fabricante de Cordón elástico ignífugo. Un accidente común es que al abrir la ventana el aire haga que un cordón de algún elemento decorativo acabe cerca de la llama de la cocina y prenda rápidamente. Estos cordones ignífugos son ideales para colocar cerca de la cocina, siempre con prevención ya que, aunque no prenden fácilmente pueden acabar ardiendo si se someten durante mucho rato a la acción del fuego.

Al igual que existen los detectores de humo, en el mercado también hay detectores de agua. Cuentan con un sensor que se puede colocar en el suelo y en el caso de que aparezca agua hará sonar la alarma. Así, si se produce una fuga mientras dormimos, se detectará prácticamente al instante evitando los daños no solo en nuestra casa sino también en los pisos inferiores. Los conectados a Internet nos avisarán en nuestro teléfono en el caso que estemos de vacaciones, pudiendo disfrutar con total tranquilidad sabiendo que cualquier problema nos será comunicado.

El arte de lo sencillo 

Vivimos en un tiempo en el que lo que se presenta como más complicado y con nombres más raros parece más innovador, avanzado y eficaz. Pero muchas industrias tradicionales siguen de actualidad aportando su granito de arena. ¿Habéis pensado alguna vez en la cantidad de sectores en los que están presenten los cordones?

Desde juguetes, a embarcaciones, desde envases a raquetas. El cordón es un elemento básico y sencillo pero que requiere un alto de grado de eficacia para cumplir su función. Si os gustan la historia de la marina ya sabréis la importancia que tienen las cuerdas y los cordones en este sector. Un Fabricante de cordones debe atender con gran esmero en este ámbito por la peculiaridad de las condiciones que tienen que soportan estos materiales, constantemente expuestas a la humedad y la sal.

En el polo opuesto de la marina están las raquetas. El cordaje es un punto esencial en esta industria. Si eres un mero aficionado tampoco le darás mucha importancia, pero para un profesional el cordaje es clave en su juego hasta el punto de que una mínima alteración en el material o en la tensión puede afectar al juego de cada deportista. Y eso, los Fabricante de cordones lo saben y tratan de ofrecer los mejores materiales y servicios para satisfacer las demandas más exigentes. 

No obstante, es el sector del packaging uno de los más boyantes en esta industria. Si bien los comercios tradicionales se han visto afectados por el comercio online, los productos deben seguir envasados como siempre han estado. E incluso se presta más atención al diseño de los paquetes en los que se guardan las compras. Sucede habitualmente en las tiendas más exclusivas que tratan de aportar ese plus con el diseño de las cajas y los envases en los que los cordones, a menudo, tienen una participación importante.

El arte de lo sencillo es, en este caso, seguir ofreciendo el mejor servicio en un ámbito tradicional como el de la manufactura de cordones pero sin perder de vista las innovaciones y los cambios que se producen en los diferentes sectores.

Los veranos en la piscina del pueblo

Mis primeros 18 veranos fueron muy parecidos. Por supuesto, los primeros no los recuerdo, pero según me han contado no diferían mucho de los más recientes. Gracias al trabajo de mi padre, el verano se alargaba un poco más que el de los demás, y a veces estábamos hasta 2 meses fuera. Pero para ahorrar costes íbamos de camping. Hoy en día es un concepto vacacional menos habitual, pero hubo un tiempo en aquello era de lo más normal.

Y así me curtí yo durante infinitos veranos, en diferentes campings de varias provincias españolas, pero generalmente en Castilla y León. El centro de operaciones del verano, para los más pequeños, era la piscina. En torno a ella, giraba todo. Bueno, al principio fue el río, porque en los primeros años los campings a los que íbamos no tenían piscina.

Pero en definitiva el baño era el asunto central del verano. Los calores de Castilla, sobre todo para la gente que veníamos del norte eran difíciles de aguantar, así que debíamos remojarnos bien para estar frescos. Fue así como empezó mi idilio con el agua. Me acuerdo hasta de los bañadores que llevaba de pequeño, sobre todo de uno verde con cordones colores chillones que eran la envidia de mis amigos. De hecho, creo que ese bañador todavía lo tengo por ahí perdido en alguna parte.

En la piscina se cocía todo. Yo era de ir también por las mañanas, porque nos sacábamos el bono y podíamos entrar a cualquier hora. Por las mañanas había menos gente, y se estaba más tranquilo. Por las tardes llegaba el mogollón y jugábamos a un montón de cosas.

Recuerdo una vez que los amigos se aliaron contra mí a mis espaldas y decidieron que había que quitarme el bañador con los cordones colores. Fue debajo del agua y allí me quedé yo con las vergüenzas al aire mientras ellos festejaban haber conseguido el preciado trofeo. Cuando ya estaba a punto de pillar una pulmonía, alguien se apiadó de mí y me devolvió el bañador. Por supuesto, aquella afrenta fue devuelta a sus protagonistas de formas diversas…